4. ¿Comemos bien? Comenzando los cambios

Analizando nuestra alimentación, midiendo durante un tiempo todas las calorías que tomábamos y de los nutrientes que provenían, concluimos que nos ocurría lo a todo el mundo según dicen las estadísticas en este asunto, comíamos demasiadas proteínas, muchas grasas y pocos carbohidratos. Decidimos trastocar estas proporciones en nuestra alimentación sin bajar las calorías que ingeríamos, nos impacto descubrir que las proteínas equilibradas en una comida eran muchísimo más reducidas que las que nosotros consumíamos. Un filete de carne por ejemplo debería tener el tamaño de una baraja de cartas, la sociedad nos ha malacostumbrado a otras cantidades y conceptos de comida diferentes, si estás en un restaurante y pides un filete con papas y te trae el camarero esa proporción lo mínimo que haces es extrañarte, más de uno se lo tira a la cara al pobre camarero y sin embargo es la proporción saludable de proteínas en un plato.

Adelgazar sin hacer dietas

Redujimos las proteínas y grasas e incrementamos los hidratos de carbono, empezamos a ir al gimnasio, un día a la semana hacíamos pesas, cuatro días por semana hacíamos aeróbico, pero eso lo hemos hecho toda la vida, nos encanta caminar, digamos que estábamos gordos pero no en tan mala forma para nuestro peso.

El siguiente cambio o evolución que hicimos en la alimentación fue no tomar azúcar, no solo en las bebidas gaseosas sino en yogures, helados, infusiones, postres, etc. Transformamos las recetas que requerían azúcar sustituyéndola por edulcorantes. Es increíble el peso que se puede perder con este sencillo y poco costoso gesto, teníamos la intención de reducir solo ½ kilo (1 libra) por semana para bajar de una forma consistente y duradera. Si veíamos que en una semana perdíamos más peso de la cuenta, cosa que ocurría la mayoría de las veces, incrementábamos la cantidad de comida para adelgazar de forma más lenta.

Adelgazar sin hacer dietas

Muchas veces no teníamos más apetito y nos obligábamos a comer un poco más para bajar de peso más despacio, puede parecer extraña esta actitud pero teníamos miedo adelgazar demasiado rápido y que el cuerpo se defendiera ante la reducción de peso impidiendo futuras bajadas. En este mundillo hay muchos mitos y leyendas, en ese momento todavía nos creíamos estas cosas, está claro que es mejor bajar de peso lentamente, la piel y los músculos se van adaptando al espacio que va dejando libre la desaparición de las grasas y además es menos sacrificado de hacer evitando peligrosas intenciones de compensación del esfuerzo a base de homenajes en forma de atracones de comidas poco saludables, pero no tiene que ver con que el cuerpo se defienda a sí mismo ni con la retahíla de pseudociencias que imperan en este mundo del adelgazamiento.

Así fue transcurriendo el tiempo y bajamos un montón de peso, hasta que llegó el momento en que el proceso de adelgazamiento se detuvo. Pasaron unos meses en los cuales los pesos cada semana bajaban y subían ligeramente, estábamos estancados. Habíamos bajado muchos kilos sin mucho esfuerzo pero todavía no habíamos conseguido nada, estábamos en mitad de ninguna parte y buscamos las soluciones para salir del bache en el que nos encontrábamos. Entonces fue cuando decidimos, casi sin darnos cuenta, dar el giro definitivo que nos llevó hasta el éxito.

CONVERSATION

1 comentarios:

Featured Post

Instagram

SÍGUENOS