Nuestro proceso ha sido lento y progresivo, nos hemos basado fundamentalmente en la experiencia propia. Sabíamos que no podíamos acudir a las múltiples dietas que habíamos hecho en el pasado y con las que repetidamente habíamos fracasado. Éramos conscientes de que teníamos que darle un enfoque nuevo y totalmente distinto al proceso, aunque no sabíamos cómo hacerlo, eso no era un problema, ya lo iríamos descubriendo. Lo fundamental ya lo habíamos hecho, habíamos decidido firmemente cambiar radicalmente nuestras vidas, no sabíamos el camino a seguir, no sabíamos cuando hacerlo pero si teníamos claro cómo habíamos fracasado anteriormente con las dietas y no queríamos repetir ese fallido proceso una vez más.
Nos sentamos y fijamos un plan, no tanto con lo que íbamos a hacer sino más bien con lo que no íbamos a hacer. No íbamos a seguir una típica dieta de adelgazamiento, íbamos a seguir otra vía, nuestro propio camino aunque todavía no supiéramos cual era, fijamos varios puntos a seguir:
- Analizar lo que comíamos para poder identificar los posibles problemas.
- Seguir comiendo como hasta ahora hasta que encontráramos el camino a seguir, salvo pequeños cambios.
- Bajo ningún concepto reduciríamos las cantidades de comida, ya lo habíamos hecho en el pasado, se baja muy rápidamente de peso pasando mucha hambre y desconsuelo, a la larga no funciona.
Nos pusimos a leer e investigar todo lo que caía en nuestras manos sobre nutrición, intentando siempre beber de fuentes originales, suelen estar en inglés, desgraciadamente en español solo hay copias de las originales, la mayoría de las veces incluso tergiversándolas. Nos pusimos al día de las últimas investigaciones sobre nutrición, adelgazamiento, salud, ejercicio físico, etc. Fue un proceso largo y duro para unos neófitos como nosotros.
Nos alejamos totalmente de la inmensa cantidad de estafas que hay en este mundillo relacionadas casi siempre con productos milagros del tipo: “Come lo que quieras y adelgaza tomándote estas pastillas”. La mayoría de las veces son directamente inocuas, en otras ocasiones son altamente dañinas para la salud, en los dos casos funcionen o no, son una estafa, en el hipotético caso de que no fuesen peligrosas, no vas a estar toda la vida tomando pastillas para adelgazar, teníamos claro que definitivamente ese no sería nuestro camino.
Incrementaríamos nuestro ejercicio y actividad deportiva, siempre hemos sido deportistas, pero de forma intermitente e inconstante, de nada sirve si no lo haces un hábito diario.
Nos pesaríamos todas las semanas a la misma hora, en nuestro caso elegimos los lunes por la mañana, creemos que es el mejor día porque está justo detrás del fin de semana alejando las tentaciones de caer en los excesos que se suelen producir los sábados y domingos.
Comenzamos el proceso y el único cambio que nos pusimos al principio fue dejar de beber refrescos azucarados, que tomábamos diariamente casi en cada comida. Es increíble como empezamos a bajar de peso con este simple y aparentemente insignificante cambio, éramos unos adictos al azúcar aunque todavía no teníamos consciencia de ello.
- 4. ¿Comemos bien? Comenzando los cambios
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